La hermana pequeña

INÉS: Estabas enamorada de él, ¿verdad?
LAURA: Creo que sí. Un día le dije «te quiero, te quiero, te quiero», así seguido..., muchas veces, y se puso muy serio, ni siquiera los ojos le reían. Me tapó la boca; decía que no me echara una piedra al cuello con aquellas palabras , que me iban a esclavizar.

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