La hermana pequeña

LAURA: Yo lloraba, ¡uf, no sabes cómo lloraba!, y me dijo: «Niña, solamente lloras porque estoy yo aquí mirándote y te sirvo de espejo. Nunca se llora sin espejo. Cuando me vaya, llorarás menos, pero entonces aprenderás a estar sola, que es como hay que estar.»

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