Un soplo de vida

Escribo con palabras que ocultan otras, las verdaderas. Es que las verdaderas no pueden denominarse. Aunque no sepa cuáles son las verdaderas palabras, estoy simplemente aludiendo a ellas. Mi fracaso espectacular y continuo prueba que existe su contrario: el éxito. Aunque no se me haya dado el éxito, me satisfago en saber que existe.
Ocasionalmente soy yo mismo que estoy escribiendo este libro.
Entonces hablaré de los inconvenientes de escribir. Del torbellino que es ponerse en estado de creación. Siento que tengo una estrella triple.
Mil demonios me poseen y escriben dentro de mí, que soy el autor de este libro. Esa necesidad de fluir, ah, jamás, jamás deja de fluir. Sería horrible que se interrumpiera esa fuente que existe en cada uno de nosotros. La fuente es de misterios, misterios escondidos, y sólo la muerte podría interrumpirla. E intento sumergirme a través de este libro medio loco, medio farfullero, medio bailando desnudo por las carreteras, medio payaso, medio bobo de la corte del rey. Yo, el rey del sueño, sólo sé dormir y comer, no he aprendido otra cosa. Sobre lo demás, ladies and gentlemen, me callo. Si no cuento cuál es el secreto de la vida es porque aún no lo he aprendido. Pero un día seré yo el secreto de la vida. Cada uno de nosotros es el secreto de la vida y uno es otro y el otro es uno.

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