Los soldados lloran de noche

No hay ayer ni hoy, tan sólo una larga, blanca, inerme región, sin tierra, ni mar, donde laten los gritos de los hombres que piden lluvia, de las mujeres que piden amor, de los niños que levantan inútiles balanzas, donde la justicia, el mal y el bien no mantienen su fiel: el mundo, aquí, ahora, pierde sus dimensiones, y, algo, una enorme lengua, quizá, recorre la tierra húmedamente. La ancha lengua del hambre y la sed.

3 comentarios:

giovanni dijo...

Ay, esa lengua ancha... da pena y, de alguna manera también, consuelo y no sé por qué. (tienes que corregir 'las mujer(es) que piden amor')
El sol entra en mi habitación oficina! Son las 7:55

Canhas dijo...

Ayer compré casualmente "Los soldados lloran de noche", sin ninguna referencia, simplemente porque lo escribió Ana María Matute.
Hoy he llegado casualmente a esta prisión, sin ninguna referencia, y veo que hay ternura a raudales.

Canhas dijo...

Y hoy quiero celebrar, en la misma celda en la que ingresé en esta prisión, el Cervantes de Ana María.